“Sin Rumbo y Sin Liderazgo: Por Qué Fracasan las Protestas en Cuba”

La falta de organización ha sido uno de los principales factores que han contribuido al fracaso de las protestas del pueblo cubano. A pesar del coraje y la determinación de quienes han salido a las calles, la ausencia de una estructura clara y de líderes visibles ha dificultado la coordinación de acciones efectivas.

Sin una red organizada que permita comunicar estrategias, establecer objetivos comunes y distribuir tareas, los esfuerzos individuales o espontáneos tienden a disolverse rápidamente ante la represión del régimen.

Otro aspecto crítico ha sido la carencia de un plan a largo plazo. Las protestas han surgido muchas veces como reacciones inmediatas a crisis puntuales —apagones, escasez de alimentos, represión— pero no han estado acompañadas por una visión clara de qué se quiere lograr ni cómo alcanzar esos objetivos.

Esta falta de dirección estratégica deja a los manifestantes sin un horizonte definido, lo que debilita la moral colectiva y hace más fácil que el régimen desarticule las movilizaciones con promesas vacías o medidas represivas.

Además, sin una planificación adecuada, no se han previsto mecanismos de protección para los manifestantes ni estrategias de resistencia sostenida. Esto ha permitido que el gobierno utilice su aparato de control para identificar, perseguir y castigar a quienes se involucran en las protestas, generando miedo y desmovilización.